XINGU
Ante todo, pedir perdón por el retraso en decíroslo pero a
veces la verdad es que se me olvida contaros las cosas. Organizado por mi amiga
C, se está celebrando en Madrid desde el jueves pasado la Séptima muestra de
cine brasileño. La inauguración fue el pasado jueves y a parte de C y su marido
P acudieron el embajador brasileño, una nutrida representación de la casa de Brasil
en Madrid, parte de la colonia brasileña y claro mi buen amigo J. “El Africano”
y yo.
Tras los discursos de rigor. Las salutaciones,
agradecimientos varios y demás parafernalia, se emitió la película “XINGU”.
En
ella se nos narra la historia de los de los hermanos Vilas-Boas, que fueron los
impulsores del primer parque nacional amazónico del Brasil en algún lugar de la
remota amazonia brasileña. En la peli, se nos muestra a través de los años los sueños
e ideales de los tres jóvenes, las luchas y penalidades que tuvieron que pasar
para ver cumplido su ideal y como sus
vidas y no solo sus vidas sino también sus ideas preconcebidas van cambiando a
través del tiempo y del contacto con una realidad – los pobladores originarios
del amazonas-más compleja de lo que imaginan. Aunque lo pueda parecer, no es un
documental, sino una película.
Realmente y bajo mi punto de vista, la historia de los
hermanos solo es el mac guffin de la película, el engaño para mantenernos
atados a la pantalla, un gustazo ver una película en una pantalla gigante en
este caso la del cine Palafox- sino que el verdadero interés del filme radica
en la pregunta que nos tenemos o que nos vemos obligados a hacer mientras vemos
las imágenes en la pantalla frente a nosotros. ¿Qué hacemos con toda esa gente
que vivía en el amazonas antes de la llegada del hombre blanco?.¿Qué hacemos si
a pesar de nuestra mejor voluntad, les llevamos enfermedades, les llevamos
prostitución, les llevamos alcoholismo, les llevamos unos niveles de violencia,
ya sea física, psicológica e incluso
ambiental para los que no están ni remotamente preparados? ¿Debemos dejar que
los pueblos no contactados, sigan viviendo así? ¿Con que derecho nos sentimos
en la necesidad de “civilizarles”? ¿Que entendemos por civilización? Y ¿por progreso?
(por que pensamos que nuestra forma de vida vale mas que la suya? ¿Es necesario
que ellos renuncien a toda su historia, teología, lazos comunitarios conocimientos,
forma de vida para adaptarse a la nuestra?. Se que la respuesta no es sencilla,
ni fácil.
Un año A y yo habíamos alquilado unas cabañas en un lago
producido por un meandro del rio Amazonas. Un lugar idílico, rodeado de selva
tropical, verde exuberante allá por donde mirases, arboles gigantes, amaneceres
acompañados por el cantar de los pájaros y el aullar de los monos, aguas azules que invitaban al baño y si claro
toda clase de mosquitos e insectos que hacían de la noche una pesadilla rodeados
por mosquiteras.
Un día, acompañados de un lugareño de la aldea cercana, nos
introdujimos en la selva, mientras paseábamos y mientras para mi era indistinguible
un árbol de otro, una planta de la de al
lado, el hombres nos iba contando para que servía cada una de las plantas y árboles
con las que nos cruzábamos en el camino.
Este es el árbol del
caucho, - nos decía- con la corteza de este otro, machacada se curan las
hemorragias. – con las hojas de esta planta – proseguía- se hacen infusiones
que calman el dolor en las mujeres. Este es buena para alejar a los mosquitos -decía
mientras reía-, esta calma el hambre apuntaba
señalando a otro y así, con todas y cada una de las especies vegetales que nos
cruzamos en nuestro paseo. Así fue como este humilde campesino, nos hizo el
paseo grato e instructivo.
¿Quién civilizo a quien?
Por cierto, y antes de terminar el festival, sigue proyectando maravillosas películas
hasta este próximo jueves en la sala Berlanga en la calle Andres Mellado de
Madrid. Y encima es gratis
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