AUSTROLOPITECUS-AFERENSIS

  Este viernes pasado ha sido un tiempo de recuentros y de pérdidas.   Rencuentros porqué por motivos diversos, cambio de dueño, cierre, el confinamiento, puede que hiciese 4 años que no iba por allí. Y por llí me refiero al Tempo Club. Pero bueno el viernes fui de nuevo, a ver a Alana Sinkëy.   Es la primera vez que veía a esta mujer nacida en Guinea Bissau y vecina de Madrid, en la que no estaba acompañada de su grupo habitual Cosmosoul.   Fui un concierto corto, una hora justa con un bis de regalo, tranquilo, con un público que escuchaba en silencio. En la sala por motivos de seguridad solo éramos 20 personas, sentadas en las mesas. Nada del barullo de los conciertos de antaño. Me gustó mucho La primera canción que cantó, una que compuso junto a su padre y hablaba sobre los barcos que llegaban a las costas de África y se iban llenos de esclavos mientras tocaba un instrumento musical de su tierra, una gran calabaza cortada por la mitad. En el resto del concierto estuvo acompañada

  Hoy una receta que, seguro que todo el mundo ha hecho alguna vez en su casa, guacamole, pero lo más curioso de esta receta es que la hicimos con un molcajete que nos regalaron en navidad. Os preguntaréis y no os faltara razón que es un molcajete. Pues solo es un mortero tradicional de México hecho en piedra basáltica, o modernamente en granito. Un molcajete, palabra que deriva del náhuatl mollicaxtli , se compone de dos partes, una el recipiente normalmente un cuenco con tras patas que es el molcajete propiamente dicho y el telojete, también derivado del náhuatl temolcaxtlim, que es un cilindro de piedra que equivale a la mano de uno de nuestros almireces, pero a diferencias de esto, no se muele o tritura a base de golpes, sino que con la ayuda del telojete y de una buena muñeca, el alimento se va deshaciendo en base a la fricción. En el caso del guacamole nos ha quedado con una untuosidad y textura que no hubiésemos conseguido solo espachurrando lso aguacates con un tenedor.