FOTOS
Realmente no se el motivo, quizás es que soy capaz de poner distancia entre mis ideas y el mundo, o quizás es que soy un pasota al que le da igual todo, no lo se, pero reconozco que no soy fácil de escandalizar. Hay pocas cosas que de verdad me repugnen en el sentido de que mi conciencia me grite haz algo.
Dejando aparte cosas que no es que me repugnen, es que no llego a concebir como la pederastia y en general todos los crímenes cometidos contra niños, debo decir que una de las cosas que más me molestan es la hipocresía y el farisaísmo.
No se si alguien siguió la polémica suscitada este verano por la publicación en el País, de unas fotos donde se veía a unas prostitutas practicando ¿sexo? en la calle en el popular y céntrico barrio del Raval, para centrarnos donde esta el famoso mercado de la boqueria. Eran imagines muy explicitas, donde en una de las fotos se veía a una de estas mujeres practicando una felación, y en la otra se veía a otra prostituta siendo penetrada por detrás por uno de sus clientes.
La polémica salto y todas las administraciones catalanas, desde el ayuntamiento a la Generalitat, comenzaron a proponer planes para acabar con esta situación, a lanzarse la patata caliente de un lado a otros, y a escribir artículos en los periódicos defendiendo o atacando la gestión del barrio. Como siempre una vez difuminado el ruido mediático la polémica cayo en el olvido.
Pero otra cuestión paralela que surgió y que aún se mantiene, es la cantidad de lectores del País que escribieron indignados al defensor del lector, para quejarse de que aquellas fotos habían herido su sensibilidad. No su sensibilidad ante la sordidez, la pobreza y la degradación que aquellas fotos mostraban, que eso lo hubiese comprendido ya que a mi también me hirieron, sino por que mostraban sexo explicito. Muy enfermo hay que estar, creo yo, para viendo esas imágenes fijarse en las acrobacias sexuales de los protagonistas.
Todos los días el País al igual que el resto de los periódicos muestra imágenes de matanzas, de cuerpos desmembrados por alguna bomba, de niños famélicos con la barriga hinchada por el hambre, de gente que duerme en las calles, de asesinos y ladrones alguno de ellos incluso ocupando puestos en los distintos niveles de gobierno y nadie se escandaliza, a nadie le hiere su sensibilidad y buen gusto ver estas imágenes, nadie escribe clamando contra el periódico. Pero con que se vea un esbozo de desnudo, se intuya una practica sexual, ya sea la del misionero, o salga la palabra pene o coño en el texto, ya tenemos la legión de bienpensantes clamando que se les ha herido en lo mas profundo de sus pensamientos y proclamando la victoria del periodismo amarillo sobre el de calidad.
Yo para ser sincero prefiero ver un buen desnudo que cualquier foto de una aldea bombardeada en algún país dejado de la mano de Dios. Pero claro yo tengo una mente sucia y calenturienta
Dejando aparte cosas que no es que me repugnen, es que no llego a concebir como la pederastia y en general todos los crímenes cometidos contra niños, debo decir que una de las cosas que más me molestan es la hipocresía y el farisaísmo.
No se si alguien siguió la polémica suscitada este verano por la publicación en el País, de unas fotos donde se veía a unas prostitutas practicando ¿sexo? en la calle en el popular y céntrico barrio del Raval, para centrarnos donde esta el famoso mercado de la boqueria. Eran imagines muy explicitas, donde en una de las fotos se veía a una de estas mujeres practicando una felación, y en la otra se veía a otra prostituta siendo penetrada por detrás por uno de sus clientes.
La polémica salto y todas las administraciones catalanas, desde el ayuntamiento a la Generalitat, comenzaron a proponer planes para acabar con esta situación, a lanzarse la patata caliente de un lado a otros, y a escribir artículos en los periódicos defendiendo o atacando la gestión del barrio. Como siempre una vez difuminado el ruido mediático la polémica cayo en el olvido.
Pero otra cuestión paralela que surgió y que aún se mantiene, es la cantidad de lectores del País que escribieron indignados al defensor del lector, para quejarse de que aquellas fotos habían herido su sensibilidad. No su sensibilidad ante la sordidez, la pobreza y la degradación que aquellas fotos mostraban, que eso lo hubiese comprendido ya que a mi también me hirieron, sino por que mostraban sexo explicito. Muy enfermo hay que estar, creo yo, para viendo esas imágenes fijarse en las acrobacias sexuales de los protagonistas.
Todos los días el País al igual que el resto de los periódicos muestra imágenes de matanzas, de cuerpos desmembrados por alguna bomba, de niños famélicos con la barriga hinchada por el hambre, de gente que duerme en las calles, de asesinos y ladrones alguno de ellos incluso ocupando puestos en los distintos niveles de gobierno y nadie se escandaliza, a nadie le hiere su sensibilidad y buen gusto ver estas imágenes, nadie escribe clamando contra el periódico. Pero con que se vea un esbozo de desnudo, se intuya una practica sexual, ya sea la del misionero, o salga la palabra pene o coño en el texto, ya tenemos la legión de bienpensantes clamando que se les ha herido en lo mas profundo de sus pensamientos y proclamando la victoria del periodismo amarillo sobre el de calidad.
Yo para ser sincero prefiero ver un buen desnudo que cualquier foto de una aldea bombardeada en algún país dejado de la mano de Dios. Pero claro yo tengo una mente sucia y calenturienta
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