POLICIA



Por medio de un amigo de un amigo, habíamos conseguido un “depa” en la calle Libertadores esquina Esquilache, apenas a una cuadra del parque del olivar. Era un "depa" amplio, el primer piso en un condominio de tres plantas, un gran salón, dos habitaciones, cocina, cuarto de plancha y cuarto de servicio y sobretodo barato para la zona, tenía su cochera, el pequeño jardín que corresponde a todo condominio, barrotes en las ventanas y 2 puertas, la principal y la de servicio.
El barrio, para quien no lo conozca es San Isidro uno de los barrios mas pijos de la ciudad de Lima, como digo a escasos 100 metros del parque del Olivar, a otro tanto del centro cultural de la Universidad Católica del Perú. Asia, la discoteca no la playa, casi enfrente, tiendas de vinos, de delicatessen, exquisitas boutiques y restaurantes de calidad pueblan la calle paralela Conquistadores. Un policía casi en cada esquina, para quien no lo sepa, es normal que los comerciantes paguen a los policías para que no se muevan de determinada zona, que curiosamente se corresponde con la zonas donde están sus negocios, y evitar así ser victimas de los delincuentes. Como veis no es mal sitio para vivir.

Lo primero que me llamo la atención cuando lo ocupamos fue la edad del portero, era un señor de edad avanzada, un anciano, entre sus ocupaciones, mantener el portal limpio, limpiar la puerta de entrada al edificio, cuidar el pequeño jardín y evitar la presencia de intrusos en el edificio. Todo lo hacia diligentemente salvo la ultima de sus tareas. Un día al llegar de realizar unos recados nos encontramos con que nos habían robado en el piso, dinero, documentación, joyas, los cajones revueltos, la ropa por el suelo. Sin perder tiempo, nos dirigimos al Banco de la Nación para comprar nuestra tasa para poder presentar la denuncia y tras conseguir la misma nos dirigimos a la comisaría.

Entrar en aquel edificio fue como un viaje en el tiempo, instalaciones que se caían de puro viejo, paredes sucias, con manchas de humedad y desconchones productos de la misma, sillas sin respaldos o cojas. Preguntamos a uno de los policías y al ver que yo era extranjero, nos envió a la sección de delitos contra los extranjeros. Allí nos sentamos delante de una mesa de madera que directamente debía venir de la colonia, y frente a una maquina de escribir, no había un solo ordenador en toda la comisaría y estoy hablando de hace únicamente 5 años, al poco se acerco un policía y tras buscar el papel carbón, comenzó a tomarnos declaración. Tras acabar, nos la dio a firmar, la leímos y vimos con asombro que allí no ponía ni remotamente nada de lo ocurrido. Le dijimos que no estábamos de acuerdo, y el oficial volvió a escribir los hechos, de nuevo nos la dio a leer y de nuevo nos negamos a firmar. El oficial dirigiéndose entonces a mi mujer, empezó a decir mire usted señorita que no queda mas papel carbón, que usted sabe que lo tenemos limitado y lo tenemos que comprar de nuestro propio bolsillo. Yo miraba asombrado, como aquel policía estaba intentando hacer negocio a nuestra cuenta. Tras discutir con el tombo, vino su oficial superior. Se sentó en el lugar del suboficial, nos pidió disculpas por la actitud de su gente y volvió a tomarnos declaración. La leímos y dimos el conforme. Entonces nos acompaño a casa, mientras pasaba el asunto a criminalistica , nos acompaño en el taxi, que claro pagamos nosotros, hecho un vistazo y nos tranquilizó diciéndonos que por lo menos no nos habíamos encontrado con los choros – ladrones- cara a cara. Interrogo al portero y se fue.

Por la tarde aparco frente a la puerta un inmenso patrullero, coche patrulla, con las siglas de la unidad criminalistica pintadas en las puertas. Se bajo un oficial y entro en casa. Aquí reconozco que oigo unidad de investigación y enseguida viene a mi cabeza Grisom y el CSI, al principio la cosa apuntaba buenas maneras, el oficial nos pregunto por el cuarto, deposito su maletín en el suelo y empezó a sacar frasquitos con polvos, y cristales para tomar huellas. Pero de pronto el oficial se gira y nos dice si no tendremos unas bolsas de plástico, para ponérselas en las manos a modo de guantes y así evitar contaminar las huellas, le dimos las bolsas, se puso dos en las manos, y en otra guardaba las muestras que iba recogiendo, al cabo de 15 minutos, termino y se despidió de nosotros, le preguntamos si había alguna posibilidad de identificar a los delincuentes y nos contesto que no lo sabia, que el solo era el encargado de recoger las huellas y que en todo caso sus compañeros de identificaciones, nos llamarían si encontraban algo y que claro siendo yo extranjero se tomarían mas en serio el asunto para no dar una mala imagen del país.

Esto sucedió hace cinco años. Quiero que se me entienda, esto hecho verídico no es una crítica a los cientos de policías peruanos, que con un sueldo mísero, con una preparación a todas luces escasa, con las limitaciones de todos conocidas, los coches patrullas solo tiene una cantidad determinada de litros de gasolina al día, y cuando se acaba, se aparca el coche en la comisaría y hasta el día siguientes. Que, si por algún motivo se ven obligados a disparar a un delincuente saben que se les descontará el precio de la bala de su sueldo, que las comisarías tienen limitado el número de hojas de papel que pueden gastar y donde los altos jefes se llevan el dinero que debería servir para tener unas instalaciones dignas y mejorar el servicio, donde las mujeres policías sufren abusos a manos de sus mismos compañeros. Más bien es un homenaje a todos los policías hombres y mujeres que en estas condiciones, siguen haciendo su trabajo de la mejor manera posible, sin dejarse sobornar, y dejándose la vida literalmente en el esfuerzo.

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