IBERISMO



El año pasado, nuestra Semana Santa consistió en recorrernos el norte de Portugal, comenzando por Oporto y sus bodegas hasta desembocar ya en España en Tuy. Todo este periplo lo hicimos en tren, así pudimos disfrutar de multitud de pueblos y paisajes, de ríos y montañas de bosques y prados, vimos pueblitos perdidos y ciudades importantes. Algunas como Guimaraes cuna de la identidad portuguesa, monumentales y bellas como una postal, otras como Vianha do Castelo simplemente por romanticismo revolucionario.

La última ciudad portuguesa que visitamos fue, claro, Valenca do Minho, justo en la raya con España. Valenca, es una ciudad con el alma dividida, es una ciudad con una pequeña parte histórica y monumental que se encuentra dentro de la fortaleza que la protegía de los apetitos españoles y el resto es una ciudad moderna y fea, cuyo único edificio realmente notable, al igual que en otros mucho lugares de Portugal y España es la estación de tren. Aquí paramos dos días, y como todos los turistas no nos resistimos a pasear por su zona antigua para acabar comprando mantelería y un paraguas, que diluviaba. Después andando y tras dejar atrás los puestos fronterizos ahora inútiles cruzamos la frontera por el viejo puente de hierro, ahora en desuso, que salva el río Miño y llegamos a España.

Como creo que sabe todo el mundo, el iberismo es un movimiento, corriente, juego de salón, boutade o yo que se, que propugna la unión en un solo país de España y Portugal, Iberia sería el nombre. Entre los más importantes e influyentes divulgadores de esta idea se encuentra el escritor Saramago. Como es normal este movimiento a parte de tener muy pocos adeptos, levanta multitud de ampollas y recelos en ambos lados del frontera y quizás y muy especialmente en el lado de nuestros vecinos, que se ven como los perdedores de semejante unión, además no debemos olvidar el de famoso dicho “Espanha ni bom vento, ni bon casamento” . Es por esto, que me ha llamado la atención hoy en el periódico la foto del casco histórico de Valenca, repleto de banderas Españolas. Colgada de ventanas y puertas, la rojigualda, es la forma de protestar de los ¿Valencanos?. ¿Motivo?, el cierre de su ambulatorio nocturno, por motivo económicos, lo que les condena a que si tienen alguna urgencia, deben ir por parte portuguesa a 18 Km, que es donde se encuentra el ambulatorio mas cercano y pagar 2 Euros, o acercarse a Tuy, distante solo 3 KM, donde recibirán asistencia gratuita.

Y es aquí, donde yo creo que esta el meollo de la cuestión, no tanto que deban desplazarse a este o aquel lado de la raya, sino que una ciudad mediana, se quede sin ambulatorio nocturno por motivos económicos. Que extraña lógica preside a nuestros gobernantes, no solo a los portugueses, que en Madrid vamos de cabeza a eso, que priorizan el gasto por encima de las personas, en un asunto tan serio como la salud. Quien dijo que es más importante contener el déficit, que salvar una vida, parafraseando a MVLL podríamos decir ¿en que momento se jodió la humanidad? , aunque claro quizás la respuesta es que la ministra de sanidad portuguesa, tiene un seguro privado y nunca, nunca deberá hacer uso por la noche del cerrado ambulatorio nocturno de Valenca do Minho.

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