MERCADOS



Las compras, son junto a la visita de monumentos y el probar las delicias de la tierra, uno de los pasatiempos preferidos de los turistas. Aquí traigo algunos recuerdos de compras.

Estamos en Kaysery, una pequeña ciudad perdida en algún lugar de Turquía. Hace calor, hemos visto la pequeña mezquita por separado, las chicas debían entrar por una puerta y nosotros por otra y sus murallas romanas. Decidimos ir al pequeño bazar de la ciudad. Nada mas entrar un olor profundo y denso nos llena los pulmones, un comerciante de alfombras, se dirige a nosotros en español. Hablamos con el, mientras tomamos un te de cerezas, no le compramos nada. Seguimos andando por el bazar, descubrimos el origen del olor. Están desangrando unos corderos, la sangre corre por unos canalillos hechos en el suelo hasta las alcantarillas. Durante días tuvimos ese olor dentro de nosotros.

Puerto de Helsinki, como todos los días funciona el mercadillo donde los pescadores venden directamente al público las capturas del día. Igualmente hay multitud de puestecillos donde venden mermeladas caseras y cestillos llenos de los diversos frutos del bosque, compramos unas bayas de color rojo-morado. Nos acercamos al cercano mercado cubierto, aquí la decoración cambia y los puestecillos hechos de tres tablas y dos toldos dejan paso a tiendas de autentico lujo. Nos tomamos un arenque con una cerveza y seguimos nuestro paseo por el puerto.


El cañón del Colca en Perú, es el cañón mas profundo del mundo, da miedo asomarse a sus bordes y un lugar privilegiado para observar a medio metro de tu cabeza el paso de los cóndores. La entrada a esta maravilla es el pueblo de Chivay. Hemos llegado en fiestas, paseamos por el pueblo y decidimos entrar en el mercado municipal, multitud de vendedoras exponen sus mercancías en mantas multicolores sobre el suelo. Se dice, que en Perú hay más de 4000 clases de patatas. No se si es verdad, pero allí debía haber por lo menos 3999 clases. En mi vida he visto tantas patatas de tan diversos colores y tamaños.

Rótterdam, vagabundeo por la ciudad sin un rumbo definido, justo detrás de una de las iglesias, hay un mercadillo, ocupa toda la calle, y no es una calle pequeña, se oye a la gente hablar en español, francés, alemán, ingles. Es un mercadillo inmenso, venden desde cacerolas a horribles cuadros con motivos holandeses o marinas. Hay multitud de puestos de frutas, me acerco con curiosidad, la fruta no es mucho más cara que en España. También hay puestos donde venden carne y pescado. Me acerco a uno de estos últimos y veo que venden unos cucuruchos rellenos con unas pequeñas gambas crudas. Me compro uno, realmente estaban riquísimas.


Caminamos por Estambul, la ciudad nos llena con sus sonidos, nos llaman la atención los aguadores y los taxis, cerca de la puerta del bazar egipcio, hay un mercadillo de frutas, pasamos frente a un puesto de melocotones, despiden un olor que los hace irresistibles, compramos algunos, realmente son muy, muy dulces y al morderlos la boca se te llena de sabor. Entramos en el bazar, un mundo de olores y colores se abre ante nuestros ojos. Paramos en la quesería. Compramos un poco de queso de cabra, el siguiente puesto son las especias. Hay canastos con especias de todos los colores imaginables y de los lugares más insospechados. Los ojos no saben en que color posarse, preguntamos al tendero, amable nos da a probar alguna de ellas. Una pica horrores y el tendero nos hace una mueca y ríe divertido. Nos reímos con el.


Semana Santa, en Córdoba, aprovechamos los instantes en que no hay procesiones para que A. conozca la ciudad, vamos paseando, y llegamos al mercado principal, esta en un lateral de la plaza de la corredera. Es un edificio de dos plantas, lleno de puestos blancos, los comerciantes intentan atraer a los compradores. “Mira bonita que pescado mas fresco tengo hoy”, grita una vendedora al paso de unas mujeres, “Frescos, huevos frescos” vocea otro. De repente A. se para y me señala un puesto. Miro el cartel del mismo, conejos y caza dice. Expuestos colgados hay liebres y conejos, algunos con piel otros desollados, A. esta admirada, nunca hasta entonces había visto conejos con la piel, siempre los había visto envueltos en el aséptico platico del súper. Se acerca y los mira más, el pequeño puesto esta repleto de conejos, liebres y carne de caza. Acabamos comprando un riquísimo chorizo de venado.

Boston, es una ciudad rica y eminentemente WASP, es una ciudad elegante, y aunque tiene una ruta que se dice la Black Heritage Trail, en honor de la población negra, no se ven afroamericanos y los pocos que se ven son conductores de metro o autobús. Volvemos de una visita al barrio italiano, andando por Washington Street, de repente vemos una tienda que nos llama la atención. Nunca me había sentido en desventaja física con nadie, soy un tío grande, hasta que me cruce con los dos negros que había en la puerta del local, no exagero si digo que el menor de ellos no bajaba de 130 Kilos y me sacaba cabeza y media. Entramos en la tienda vende ropa HipHop y de moda, el dependiente nos mira, curioseamos entre camisetas que me servirían de camisón, y pantalones donde entran dos tíos como yo. A. directamente llega a la conclusión que ni siquiera cerrando la gorra en su agujero mas pequeño evita que las gorras le llegan más allá de la nariz. Nos vamos, aun me arrepiento de no haberme comprado una camiseta negra que me llegaba a la altura de las rodillas.

En Marruecos en septiembre hace calor, menuda perogrullada, asi que aprovechamos el fresco de la mañana y nos acercamos a comprar alguna cosa de cerámica al mercado que esta al lado de la muralla en ashilah. Es un mercado popular, hay puestos de flores, de frutas, de especias, de cachivaches varios y de venta de pollos y gallinas. Los pollos y gallinas están encerrados en los propios puestos que los venden, así que se nota claramente en el ambiente cuando te acercas, su olor es inconfundible. Unas señoras están comprando unos pollos, eligen entre los varios pollos que corretean en su minúsculo corral, al final eligen uno, el vendedor con la practica que dan los años, coge el pollo, y de un solo movimiento le rompe el cuello. A continuación pasa a un pequeño habitáculo y mete al pollo en una maquina. En un instante el ambiente se llena de ruido y plumas. Al poco el hombre da el pollo a las mujeres, perfectamente desplumado. El resto de pollos siguen comiendo ajenos a su destino

El mercado del Boalo en Oporto quizás sea uno de los mercados mas bonitos que conozco, por fuera es un edificio anodino pero por dentro es una preciosidad, sus paredes están cubiertas de azulejos, que indican la dirección de las escaleras y el producto de la tienda y son cuatro plantas que se abren a un patio central. Actualmente creo que solo tienen actividad las dos primeras plantas y el patio, y el resto de los corredores muestran sus puestos cerrados con cierres metálicos. El patio esta lleno de pequeños barecitos, donde desayunan, es temprano cuando entramos, los trabajadores del mercado, tahonas, puestos de quesos y floristerías. Una de las panaderías parece recién sacada de una postal suiza. Compramos unos panecillos y nos dirigimos a pasar nuestro primer día en Oporto.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
me gusta leerte.
hace k todo sea como una pekeña historia...
pareces un libro d anecdotas, y por tu forma d hacerlo haces k el lector(en este caso lectora) se enamore d todos y cada uno d los lugares donde has estado.
GRACIAS po rcompartir esos bellos lugares con los demas.
un besito!!!!
mar

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