OCULTAS



Han ocurrido dos acontecimientos distantes en el espacio pero cercanos en el tiempo y unidos por un hilo invisible, el hilo de la opresión y el cinismo.

No se si recordáis que hace un par de meses escribí sobre una niña que un buen día apareció en clase con un Hiyab, comentaba el revuelo que se armo y mi incapacidad para tener una opinión firme y claro sobre eso. Estos días ha tenido lugar un acontecimiento perecido, en Cataluña. Situémonos. Una mujer embarazada, va a su medico de cabecera para que le de un volante para que la vea su ginecólogo. Hasta aquí nada que no ocurra millones de veces todos los días. Pero en este caso hay una diferencia, la mujer es musulmana y se cubre no con un hiyab, o una shayla, sino con un Niqab, esos pañuelos que cubren totalmente el rostro dejando solo libres los ojos de la mujer. El medico con buen criterio bajo mi punto de vista, se niega a entregarle el volante ya que no puede estar seguro de la identidad de la mujer. Esta contrariada y acompañada de su marido ferviente musulmán, va al juzgado y pone una denuncia para conseguir ser vista por el ginecólogo. La mujer esta dispuesta a mostrar su rostro únicamente a la jueza. Esta, exige que la mujer muestre su rostro en público no solo a ell. La mujer se niega. Total, al final por el fanatismo de unos, y la poca cintura de otros la mujer no ha conseguido ver a su gine, y su embarazo esta catalogado de alto riesgo.

Trasladémonos ahora unos miles de kilómetros al este, la ministra de defensa, visita la nueva super-mega-base de las tropas españolas en una perdida provincia del este afgano. Les lleva la camiseta de la selección firmada por los flamantes campeones del mundo. Allí mientras inspecciona las flamantes instalaciones, pide opinión a los soldados sobre los nuevos vehículos blindados y esas cosas, suelta una arenga a las tropas. Les dice que no están allí para cambiar el estilo de vida de los afganos, ni para decirles como deben gobernarse, solo están allí para combatir a los talibanes.

Si soy sincero, me alegro de que la ministra dijese estas palabras, por fin nos hemos quitado las caretas, se acabo la hipocresía y el cinismo. Recordemos que uno de los motivos de nuestra presencia allí, era el mejorar el nivel de vida de los afganos en general, y de las afganas en particular. Recordemos como todo el mundo se rasgaba las vestiduras al ver como vivían las mujeres afganas, encerradas en esa cárcel en vida que es el burka, sin derechos, sin acceso a sanidad o educación, como las mujeres no tenían derecho a nada ni siquiera a su propia imagen y vivían totalmente tuteladas por sus padres, hermanos e hijos. Ahora la situación es que, las mujeres en teoría tienen derecho a sanidad y educación, aunque al no haber colegios ni hospitales es mas bien un derecho teórico y por lo demás la situación para ellas es exactamente igual que bajo los talibanes, no pueden trabajar, su presencia en la vida publica sigue siendo mínima, su opinión sigue sin ser tenida en cuenta y si no tienen un hombre que las cuide y ampare sigue dependiendo de la caridad ajena y claro debe seguir llevando el burka. Las únicas mujeres que no llevan el burka en Afganistán son las soldados de la OTAN, las ministras de visita a los soldados y las periodistas no afganas que acompañan a la ministra. El resto de la población femenina del país, sigue siendo considerada de segunda división.

¿Recordáis cuando escribí sobre como el presidente Karazi, ese de la imagen simpática, para ganarse el apoyo de no se que tribu del norte de Afganistán, les había prometido que podrían dejar de alimentar a sus mujeres si estas no se avenían a practicar sexo cuando y como ellos quisieran? Bueno pues de aquello nunca más se supo y esa tribu apoya actualmente al presidente. Presidente que por cierto esta casado y del que no se conoce ninguna imagen con su mujer, a la que, aquí entre nosotros, tiene prohibido salir de casa. Y el es el moderado.

No conozco el Coran, ni soy experto en sus suras, pero me apostaría unas cervezas a que en ningún lado pone que se deba tratar a las mujeres como esclavas, ni que se las deba despreciar, ni humillar. He conocido musulmanes, he compartido sus casas y sus alimentos, he bebido te, reído, bailado y disfrutado con ellos y todos me decían que no, que el verdadero Islam no es ese, que el verdadero Islam pregona la igualdad del hombre y la mujer, y que hiyabes, niquabes, burkas, shaylas y chadores, vienen por imposición de la costumbre, por tergiversación de la palabra del profeta y por el miedo de los hombres. No lo se ya digo, pero creo que una cultura que condena a la mitad de su población a la ignorancia, al ocultamiento y a ser ciudadanos de segunda clase, es una cultura abocada a la desaparición.


Volviendo a la mujer embarazada, ¿Cuál es la solución? Tampoco lo se. Quiero decir, si se cual es la solución, pero no encuentro una manera sencilla. ¿Hacemos que la mujer se enfrente a su marido? ¿A su cultura? ¿A su familia? ¿A sus creencias? ¿Ella sola? Y después de que se haya quitado el Niqab, que hacemos con ella…

Buen finde.

P.D. Os propondría un concurso con la foto que ilustra la entrada de hoy. ¿Dónde esta tomada?, pero os lo digo, fue tomado en los años 50 del pasado siglo en la isla de ibiza.

Comentarios

charada2 ha dicho que…
Si te soy sincera, tampoco yo puedo decantarme. Ya te lo comenté en aquella entrada y ya sabes de sobra cuál es mi opinión al respecto.
No seré yo quien haga sonar las trompetas del Juicio Final. Más bien trataré de quedarme escondida en la sombra porque no soy capaz de emitir un juicio de valor consecuente. ¿ Qué hacemos, en fin, con todo esto ?
JCM_MAD ha dicho que…
No sabes, la alegria que siento al verte de nuevo aquí.

Muchos besos

J
carmen ha dicho que…
La verdad es que desconocia este tema hasta hace pocos años cuando empezaron a venir a España y al resto de Europa personas que se tapaban su cuerto integramente y algunas de ellas hasta su rostro y eso me empezo a preocupar y a interesarme por ello y porqué debian hacerlo.Después de mucho leer y de mucho pensar he llegado a la conclusión de que es irremediable, mientras no sean ellas mismas las que decidan dejar de seguir esos ritos.
Un beso
Carmen

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