PROMETHEUS

Prometeo, según la mitología clásica fue un titán que robo el fuego a los dioses y se lo entrego a los hombres.

Zeus, colérico, que ya sabemos que el Padre de los dioses o estaba enfadado o estaba disfrazado de animal para fornicar con humanas, decidió castigar dicha afrenta y condeno a Prometeo a estar atado a una montaña, en la que los buitres le comerían las entrañas eternamente, ya que nunca dejarían de crecerle.

Pero eso ocurrió miles de años atrás, y ya pertenece a un pasado olvidado y mítico. Sin embargo estamos en el presenta , y nada mas mítico que la Alien el octavo pasajero y la ¿precuela? Que se ha estrenado recientemente de Prometheus. Si el eslogan de la primera película, era en el “espacio no se pueden oir tus gritos” la de esta nueva entrega debería titularse “en la sala no debes reírte ya que no es cucharas el bostezo de tus vecinos”. ¿De verdad Ridley Scott es el mismo director de las dos películas? ¿Se le ha olvidado como realizar una película de ciencia-ficción que no de terror, para adultos? ¿Es necesario que se nos venda el mensaje creacionista de una manera tan burda y elocuente?

No creo que nadie que la haya visto habrá olvidado que paso en el carguero Nostromo, cuando se desvió de su camino para atender una llamada. Ni el impacto de encontrar la nave alienígena, con el “space jockey” abierto en canal, ni que paso después de subir el bicho a bordo,  ni como este solo estando intuido, entrevisto es capaz de sembrar el terror y acabar con toda la tripulación, salvo con esa heroína intemporal que fue la teniente Ripley , sin olvidarnos de Jonsey claro jejeje. Tampoco esta de mas recordar las imágenes que decoraban la nave alienígena, creadas por H.G.Giger  y cargadas con todas las connotaciones sexuales y demoníacas que queráis.

Bueno. Pues nada de esto hay en esta entrega. Unos personajes, que están en la película por que de todo hay en la viña del señor, 17 tripulantes en total, que aparecen y desaparecen de las escenas, sin que sepamos muy bien que hacen en la película. Y casi diría que es un alivio ya que cuando el personaje ¿se desarrolla? Solo causa risa y vergüenza ajena. Supuestamente estamos ante 17 mentes privilegiadas que no saben a donde ni a que van. Que se comportan como niños de parvulario en lugar de cómo científicos. De verdad alguien se creo que cualquier científico digno de ese nombre, se quitaría la escafandra, cuando el lector le dice que el ambiente es respirable, o el geólogo que dice que se aburre ante la visión de una nave alienígena llena de grabados, estos si infantiles y como se aburre, se va a dar una vuelta por la nave, con un plano y se acaba perdiendo y ya que estamos, se fuma un porro mientras espera.

O ese otro personaje, que al levantarse, ve que le sale un gusano por el ojo y piensa bah legañas y sigue la misión como tal cosa y claro pasa lo que pasa. O esa autocesária realizada en una maquina quirúrgica, que solo admite operaciones para hombres y que sin embargo estaba ubicada en la habitación de una mujer. Y ya puestos me autoextraigo al pulpo Paul de las entrañas y a continuación, y aprovechando que estamos en tiempo olímpico me hago atleta de decatlón y corro y salto y hago levantamiento de pesas sin que se me abra la herida ni me sangre.

Y así decenas de imágenes mas, una sucesión de explosiones y carreras, mal hilvanadas, sin ningún tipo de suspense, no hay momentos álgidos, todo es plano, realmente te da exactamente lo que le ocurra a esa gente, es mas estas deseando que los maten y se acabe la película.

Y claro eso sin hablar de nuestros hacedores, los misteriosos “space jockeys” de la primera entrega. Que resultan ser los primos de zumosol de los humanos, o el resultado de un cruce entre Silvestre Stallone y Arnold Schwarzenegger ¿se escribe así? y con un  despertar nada apacible. Raza evolucionadísima, que hace que la nave se controle con una flauta travesera, si es verdad este es otro detalle risible y que pese a su altísimo nivel evolutivo, lo arreglan todo a tortazos, cual si fueran sucios simios.

En fin que poco mas que añadir, solo decir que la vi en 2D, y que por nada del mundo la veré en 3D.