Curioso
¿Que es necesario para que dos acontecimientos en
apariencia distantes y sin ninguna relación, acaben confluyendo en eso que
llamamos coincidencia, casualidad, estadística o probabilidad? ¿Cuanto tiempo
tiene que transcurrir para que los distintos engranajes que mueven la rueda del
destino acaben coincidiendo y provoquen unos acontecimientos en apariencia
aleatorios pero unidos en su urdimbre más íntima por un hilo tan fino
como la seda de una telaraña pero tan firme como una viga de acero bilbaíno, de
las de antes de la reconversión industrial?.
Puede que todo comience a la una de la tarde de hoy domingo,
cuando salgo al chino para comprar una botella de leche desnatada.
O quizás fue hace unas horas cuando mis amigos me llamaron
el sábado por la mañana para decirme que se anulaba el encuentro que
teníamos preparado para el sábado por la noche
Puede que solamente unos días atrás, cuando decidí que este
domingo-hoy por la mañana- probaría el tocadiscos que hace casi un año que Adri
y yo nos habíamos comprado, y del que solo utilizábamos el lector de CD
Quizás unos meses desde que entre en nuestra librería y me
enamore de una pequeña maravilla de libro que se llama “la utilidad de lo
inútil”
Quizás unos pocos años cuando en una visita turística a
Nueva York, paseando por une barrio vimos una pequeña tienda de discos y compramos
un LP aprovechando que se vendían a un solo dólar.
Quizás unos decenas de años, cuando mis padres decidieron
que una vez casados ya era hora de tener un hijo.
O puede que unos cuanto miles de millones de años cuando
una supernova, cumplido ya su ciclo vital, explosiono convirtiéndose
en un quásar.
No lo sé. Solo sé que anoche y una vez que mis planes se
habían ido al garete, decidí en lugar de salir al bar de enfrente de casa para
tomar algo o de ver una película o acostarme temprano, disfrutar de un
gin-tonic preparado en casa viendo un documental que hablaba sobre esos
misteriosos zombies celeste que son los quasares y los pulsar. En un momento
del documental, salió un tío con barba que grababa los pulsos
electromagnéticos que emiten esos objetos, para transformarlos en sonido y a partir
de ahí hacer un disco. El hombre era el exbateria del grupo Gratifull Dead.
¿Podéis adivinar de qué grupo era el disco que compramos en Nueva
York y que yo había decidido escuchar hoy por la mañana? Si queridos y queridas
mías. Exactamente el disco es un LP de Gratifull Dead.
Si,
os podéis pasmar, pero como diría el recientemente fallecido Rene Lavand,”No se
puede hacer más lento” mientras barajaba mas lento aún la baraja con su única
mano, ¿O si? Decidme entonces, qué posibilidades hay, en que en mi calle,
en mi pequeño barrio, salga a la calle a comprar un litro de leche desnatada y
pase delante de un banco donde hay un hombre sentado disfrutando del sol
matutino mientras está leyendo el también “La utilidad de lo inútil”
.
Lo
dicho, todo muy curioso
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