ANÁLISIS



El pasado miércoles, fui a hacerme el reconocimiento médico anual de la empresa. La hora en la que tenia la cita eran las 08:30 de la mañana. Así que allí me presente sin desayunar, como debe ser, y me hicieron las pruebas típicas, me tomaron la tensión, me pesaron y midieron, me realizaron una audiometría,  una optometría, un electrocardiograma, que debido al nuevo sistema que habían implantado y que la enfermera no sabía utilizar llevo cerca de 15 minutos, pruebas de reflejos, ya sabéis te dan con un martillito de juguete y tu pierna se mueve sola, de coordinación, de equilibrio, me auscultaron,  me miraron el interior de los oídos, me comprobaron la correcta disposición de las vertebras, llenaron dos tubitos con mi sangre, roja y espesa. En fin lo típico e imagino que lo que mi empresa tiene contratado.

Si habéis seguido la relación anterior, o sois doctores o quizás asiduos a los reconocimientos, ya sea por obligación o por hobby, habréis notado que no he comentado nada sobre un clásico en cualquier analítica. Efectivamente falta la orina. Cuando llego el turno de recogida de muestras, la enfermera me pregunto si había llevado la orina, al contestarle que no, me dio el tubito, indicándome que cuando acabase todas las pruebas, se lo devolviese lleno. Y así, una vez que la doctora había acabado conmigo, decir aquí que a la espera de los resultados de la analítica estoy bastante sano, fui al baño, rasgue la bolsa y  saque de ella el tubito y me dispuse a llenarlo, con los resultados tantas veces obtenido. El tubito lleno y toda la mano mojada y chorreando orín. Así que cierra el tubito, sécalo , pégale la pegatina que le acompaña,  déjalo apoyado  en el lavabo, comprobando que no se vaya a caer y tengamos que repetir la operación, además de tener que limpiar el suelo,  lávate las manos, sécatelas, coge el tubito, espera a que la enfermera acabe con la persona que está atendiendo, que invariablemente sale con otro tubito vacio en su mano , y entrégale el tubito y después de despedirte busca el bar mas cercano para tomar un café.

Y aquí va mi queja. De verdad en pleno siglo XXI, con la robótica inundándolo todo, la genómica como nuevo santo grial de las enfermedades y a punto de poder enviar con posibilidades de supervivencia seres humanos a Marte, no hay ningún otro método de poder realizar el análisis de orina de otra forma, no tan humillante y manual.

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