Es el día que da comienzo al Ramadán y hemos quedado con Mounseff en la puerta de la muralla que da al mercado. Caminamos despacio ya que las calles de la medina están llenas de gente y es difícil avanzar. Al llegar a la puerta, Mounseff ya está allí, como siempre con su sempiterno cigarrillo de marihuana colgado de los labios, nos hace un gesto con la mano y nos acercamos. Nos pegamos a un lado del muro para dejar pasar a la riada de gente que no deja de pasar por la gran puerta y así poder charlar con tranquilidad. - - Buenas tardes, le saludamos - - Hola, buenas tardes, nos dice, he conseguido, que os acepten en la fiesta de mi “Gnawa”, de mi cofradía. He estado hablando con ellos y al final no he tenido más remedio que pagar para que os dejen entran - - Gracias, le contestamos, cuanto te debemos - - De nada, nos responde, mientras hace un gesto con...