Teatrillo
Tal que un Pablo de Tarso
moderno, he tenido una revelación pero a diferencia suya, no fue viajando a
caballo por el medio oriente, sino que fue volando a Madrid desde Paris. Y el
resultado de mi apocalipsis, revelación en griego, es la siguiente: ¿Y si nos encontrásemos frente a una de las más
grandes parejas cómicas del siglo XXI de la comedia nacional? Dos personas tal
que Pajares y Esteso que no pueden vivir el uno sin el otro pero que además no se aguantan. Trágico destino
sino fuera cómico. ¿Y si resulta que Rajoy y Puigdemont o Puigdemont y Rajoy,
que tanto monta, no son unos políticos ineptos, indignos e incapaces sino unos
consumados y maravillosos actores que llevan dos años haciendo una performance?.
Hoy en directo desde Bélgica he
tenido la confirmación de mi idea. He comprobado cómo estamos asistiendo al penúltimo
acto del teatrillo del que desde hace un par de años los españoles, y catalanes
se sientan españoles o no, estamos siendo protagonistas. Una veces en calidad de
figurantes necesarios para las grandes escenas de masas, otras de coprotagonistas
para dar fuerza dramática al espectáculo, y otras en plan de Coro Griego situando
la acción y comentando lo que ocurre en el escenario.
Porque al final resulta que el temido
y apocalíptico articulo 155 ni es tan temido ni ha sido tan apocalíptico, sino
más bien todo lo contrario. Y si resulta que, los dos protagonistas de nuestra
obra se hubiesen puesto de acuerdo, para que el resultado final de toda esta
mala película de insospechados giros argumentales fuese exactamente ese, la
aplicación del dichoso artículo que ha permitido a nuestros Tancredos patrios
salvar el culo y quedar como héroes ante los ojos de su electorado respectivo.
Seamos sinceros, para este viaje no hacían falta alforjas. Ósea
un mes después de dos fallidas proclamaciones de independencia, recordemos una
, la de comienzos de octubre duro apenas 8 segundos, y las del pasado viernes
27, ni siquiera fue una proclamación como tal, ver las caras de los diputados
en el Parlament, que parecían que estaban en un funeral, sino una versión
descafeinada de una solicitud del Parlament que pedía al Govern, que a ver si podía poner en marcha una
descafeinada republica catalana, pero por lo bajinis, sin prisas y sin molestar
no vaya a ser que lo consigamos y una aplicación
del 155 por parte del gobierno central pero poco, con mantequilla que resulte menos
traumática de lo esperado y sea admisible por todo el mundo. Así todo esto nos
da como resultado que todo el mundo está de acuerdo en que lo mejor es que haya
nuevas elecciones y así nos aclaramos todos. Pa, mear y no echar gota que se
dice.
Así en esta obra, casi todo el
mundo ha terminado ganado.
Tenemos elecciones en Cataluña el
próximo 21 de diciembre, pero no
anunciadas por el ya ex President de la Generalitat
Carles Puigdemont que es a quién le hubiese correspondido convocarlas. Pero si
ese hubiese sido el caso habría quedado como un traidor y un desafecto para el
electorado independentista y se hubiese quemado políticamente. De esta forma
queda como un héroe perseguido, que no se ha doblegado al poder estatal y además
sigue alimentando el sueño de millones de personas de una republica catalana que
él no se ha atrevido a proclamar pero que sabe que es imposible de realizar por
lo menos aquí y ahora. Además arregla su
deteriorada imagen, o alguien ha olvidado ya que hace un par de años los miembros del
Govern no podían casi salir a la calle debido al malestar que había en Cataluña
por los recortes sufridos en Sanidad, educación, servicios sociales …
Para la otra mitad de nuestro dúo
cómico el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, exactamente lo mismo, queda
como un tipo decidido, que no intransigente como era su imagen hasta ahora, al que no le tiembla el pulso al aplicar el
155, pero lo hace de un modo ligth convocando unas elecciones a las que se
presentarán todos los partidos sean independentistas o no y así la noria seguirá
girando. De paso arregla igualmente su deteriorada imagen de inepto y corrupto
ya que con este tema que ocupa todas las portadas y abre los noticieros están pasando
totalmente desapercibidas las jornadas del juicio de la Púnica, esa fiscal que
dice probada la financiación en ‘B’, del PP, y presentarse como el adalid de la
unión de España y un fino político, cuando ha sido su falta de cintura política
y sus decisiones la que ha provocado que España haya estado más cerca de
romperse que nunca.
Pero por otro lado, hay varios cadáveres
ilustres en el camino, daño colateral que por supuesto también sirve a nuestros
protagonitas. El bipartidismo que parecía agotado, vuelve a coger fuerza y vida
gracias a los cadáveres exquisitos de Podemos y Comuns que adornan los caminos,
eso sin incluir el retroceso de la causa republicana en toda España, inundada
por una marea de españolismo rancio, con esas facha-das desbordantes de
banderas rojigualdas y la imposición tanto en España como en Cataluña del
pensamiento único.
En fin que prometo no dedicarle
ni un minuto más a este tema. Solo deberíamos recordar que no existen los pueblos
como tal, invento del capitalismo, sino clases sociales y que mientras nos
mantienen entretenidos con banderitas nos siguen jodiendo.
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