BRATISLAVA
Andamos por el centro de Bratislava, con C. como siempre como nuestro guía y anfitrión.
Es Bratislava, una capital pequeña y tranquila, que siempre ha estado un
poco al borde de la historia y quizás por ello no es una ciudad
monumental. Su catedral es pequeña, su centro histórico no demasiado
impresionante, no tiene palacios fastuosos como su vecina Viena,
tampoco estatuas en honor de próceres de la humanidad y sus edificios
respiran dignidad pero no nobleza y poderío.
Entramos
al centro de la ciudad por una puerta abierta en la antigua muralla, cruzando
un pequeño puente de piedra que está adornado con una estatua de Juan
Nepomuceno, un santo que parece estar por todas partes en Eslovaquia. La puerta
se abre bajo la torre del reloj, y al lado justo de la casa donde en tiempos vivía
el verdugo. Avanzamos por una calle peatonal entre edificios de tres plantas de
altura, con empinados tejados punteados
de chimeneas y las fachadas pintadas en vivos colores y donde se abren decenas de
ventanas. En los bajos de los mismos se disputan al turista cafés,
restaurantes y tiendas de recuerdos que
han sustituido a las viejas tiendas que ahí había. Las calles del centro, en
contraste con las del resto de la ciudad, están llenas de gente,
mayoritariamente turistas. En la terraza
de una cervecería unas decenas de hinchas croatas, vistiendo la camiseta
ajedrezada de su selección celebran que ayer noche su equipo ganó 0-3 a los
anfitriones.
Me fijo en que hay unas pequeñas señales en forma de corona
incrustadas en el suelo. Carlos me explica que estas señales marcan el
recorrido que seguían los reyes húngaros camino de su coronación en la
catedral.
Siguiendo el trazado que marcan
las pequeñas coronas, cruzamos por delante del bonito edificio que alberga la
Universidad Politécnica de Bratislava, antes de entrar a curiosear en el patio
del palacio del primado papal. Dentro apoyada en un árbol hay una bicicleta. Me
acerco, resulta que la bicicleta es un adorno.
Paseamos por la plaza del ayuntamiento, donde hay colocadas, pequeñas
duchas que vaporizan agua, y por donde la gente pasa para refrescarse y
para combatir los rigores estivales, en Sevilla en agosto quisiera
verles.
Y si es verdad que Bratislava no puede competir con Praga o Budapest en cuanto a edificios magnificos donde si destaca es por sus originales estatuas. Pasamos delante de una estatua que representa a un personaje del siglo XIX. Un vecino de la ciudad, un personaje real. Era un hombre que vestido con traje y chistera, regalaba flores a las mujeres con las que se cruzaba. Tenemos también la estatua de un soldado napoleónico que apoyado en un banco, mira el trajín de la gente en la plaza mayor. Cerca de esta última estatua está la de un soldado, impasible el ademán, haciendo guardia en su garita.
Y si es verdad que Bratislava no puede competir con Praga o Budapest en cuanto a edificios magnificos donde si destaca es por sus originales estatuas. Pasamos delante de una estatua que representa a un personaje del siglo XIX. Un vecino de la ciudad, un personaje real. Era un hombre que vestido con traje y chistera, regalaba flores a las mujeres con las que se cruzaba. Tenemos también la estatua de un soldado napoleónico que apoyado en un banco, mira el trajín de la gente en la plaza mayor. Cerca de esta última estatua está la de un soldado, impasible el ademán, haciendo guardia en su garita.
Pero sin duda la estatua que más fama tiene, la más conocida y fotografiada , la más recordada es la que llaman el mirón y que representa a un obrero saliendo de
una alcantarilla. Debido a su colocación en el suelo, ha sido
descabezada un par de veces por los coches que circulan. Y es por ello
que el ayuntamiento puso la placa de “Man at work” justo encima de la
misma para avisar a los conductores despistados.
Hay o debería decir había otra estatua famosa aunque ahora mismo solo queda la esquina donde
se encontraba y que responde al nombre del paparazzi. La historia de
esta estatua es curiosa ya que era propiedad de un conocido café, que al
mudarse de sitio, y pese a los intentos del ayuntamiento para que la
dejase en el lugar se la llevo consigo. Para poder contemplarla ahora, hay
que ir al lugar donde se ha mudado el restaurante. Justo el mirador giratorio que hay en la parte superior de la torre
existente encima del nuevo puente que cruza el Danubio.
Como cualquier otra ciudad Eslovaca que se precie tiene Bratislava un
castillo. El castillo blanco, es su nombre y desde lo alto de una
colina, domina toda la ciudad. Es un edificio grande y cuadrado al que se accede por una imponente escalinata flanqueada por monumentos gigantescos, que representas
hechos de armas, más figurados que reales creo yo, y que es mucho más bonito por fuera que por dentro. Un castillo que merece una
visita para pasear por sus varios jardines y para disfrutar de sus vistas que
nos permiten ver toda la ciudad. Desde la cercana catedral, está
literalmente a los pies del castillo y se dice que los cañones del mismo
apuntaban a la catedral, para asegurarse la lealtad del clero, al
gigantesco puerto fluvial, donde se ven decenas de contenedores y
mercancías esperando ser estivados y al fondo del paisaje los montes que
nos indican la presencia de Austria. Reconozco que antes de entrar al castillo
nos entro algo de miedo, ya que en los jardines que rodean los muros
del mismo hay un cartel que en eslovaco y en inglés advierte
literalmente que esa zona no ha sido tratada químicamente y que paseas
bajo tu propio riesgo. A.y yo, nos preguntamos a que se puede referir
el cartel y hacemos la ronda un poco acongojados pensando que nos
podemos estar contaminando de alguna enfermedad o peor aún acabar siendo
los protagonistas feos de una película de zombies. Posteriormente
sabremos, gracias una vez más a C., que lo que realmente indica el
cartel es que en invierno en esa zona no será tratada para que la nieve
se hiele y que si te resbalas es todo culpa tuya.
Tiene también la ciudad un monumento erigido en honor de los soldados
soviéticos que liberaron el país de las tropas nazis. Es un mausoleo
gigantesco, donde están escritos en las paredes los hitos de la
liberación, nombre de la ciudad y año de su liberación. En el frontal
bajo una imagen de un valeroso soldado, determinación en su rostro,
firmeza en su gesto, muy realismo socialista la figura, hay una llama
votiva donde siempre hay flores frescas. El edificio está rodeado de un
pequeño jardín cementerio donde se entremezclan los restos de soldados y
oficiales soviéticos junto con miembros de la resistencia eslovaca.
Vemos a parejas de enamorados que suben hasta aquí para hacerse fotos.
El monumento está en el barrio más pijo de la ciudad, en lo alto de una
colina que domina toda la capital, frente a la embajada de china y muy
cerca de la embajada de los EEUU, que es una copia en pequeño de la casa
blanca.
Pero si algo puede presumir Bratislava es de sus alrededores. Bosques
densos de abetos, recorridos por multitud de senderos, que cubren los
montes que rodean la ciudad y que son los elegidos por los eslovacos
para pasar un domingo, hacer un picnic, salir a pasear con sus perros,
tomar algo en alguno de los pequeños restaurantes o si es invierno ir a
esquiar.
P.D. ¿Alguien puede decirme si la foto que abre este relato es de un osezno o de un gato gordo?.Ya que no conseguimos ponernos de acuerdo sobre que animal es
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