MACBETH

El viernes pasado fuimos al teatro. Concretamente al María Guerrero a ver Macbeth. Lo primero que quisiera decir es que ya llegar fue toda una aventura, la calle almirante resulto ser como muchas otras de Madrid, cinco días después de la nevada una verdadera pista de hielo, no es que el paseo de recoletos estuviese mucho mejor, pero por lo menos se podía caminar sin miedo a la integridad física de uno:

El argumento creo que ya lo sabéis todos, la ambición desmedida, la locura del poder desmedido y el destino revelado por una bruja por cumplir, así que no me voy a extender más. Un escenario sobrio, sin decoración, totalmente desnudo, que se llena sin embargo por medio de luces, proyecciones y sonidos, que nos sitian no solo en los diversos espacios, sino también en la mente de los personajes.  Uno grupo de actores potentes, que visten de calle, con lo que se consigue que la obra se vuelve intemporal. Podrá ser la escocia del siglo XV, pero también el Madrid del SXXI. Sencillamente impresionante el trabajo coral de todos los actores y actrices, que consiguen que nos sumerjamos en la tragedia sin respiro. Genial y muy convincente la transformación que va sufriendo Macbeth, interpretado por Carlos Hipólito, de fiel y leal servidor a despótico y cruel rey. Igualmente, lady Macbeth, Marta Poveda, llena con su voz y su fuerza, visceral, interpretativa el escenario cada vez que aparece. EL resto del elenco, igualmente sobresaliente, haciéndote que las dos horas que dura la obra se pase en un suspiro.

En resumen, una obra fantástica.



 
 
 
Cinco veces debió salir e grupo a responder a los aplausos que le dedicamos desde el público, que llenábamos, bajo las normas de seguridad, el teatro.
 
 
 

 

Por otro lado la vuelta a casa en el metro a las 12 de la noche, daba más pavor que toda la locura que vimos anteriormente

 

 

 

 



 

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