CINE

Imagino que deberían ser mas o menos finales de los 70 - Horror, otra historia del abuelo cebolleta- y una de mis maneras preferidas de pasar los sábados por la tarde era acercarme al cine. Por aquel entonces no era raro que cualquier barrio tuviese no una sino un par de salas de cine. Recuerdo perfectamente que los cines de mi barrio se llamaban San Félix uno de ellos y que se hallaba situado al lado de la que hoy es mi casa a, y el San Filemón, en la calle Real ambos en el casco histórico del barrio. Eran cines de una capacidad pequeña, con una sola pantalla eso si gigante, con ese olor a desinfectante y cloro que poco a poco se va perdiendo en nuestros modernos multicines, con butacas de madera y fieltro rojo donde se podían comer pipas, de hecho comíamos pipas, durante la proyección de las películas. Y sobretodo con sesión doble. Imagino que no debía costar mucho entrar a estas sesiones, ya que por entonces la economía en mi casa no era muy boyante y yo recuerdo ir casi todos los ...