El miércoles pasado fue un típico día de invierno en Lima. Lluvioso y frío con la garúa cayendo interrumpidamente y con esa humedad tan limeña que se te mete hasta el ultimo hueso y tardas horas en sacar de ti. Ese día, mi suegra tenía cita en la embajada de España en Lima, para presentar los papeles para la concesión de la visa. Fue una jornada de nervios, de prisas, se le olvido una foto y cuando se dio cuenta, abandono la embajada, fue a casa y volvió a la embajada. Una vez allí le dijeron que tenía que fotocopiar un documento del que solo llevaba el original. De nuevo carreras para buscar un lugar donde fotocopiar el papel, volver a hacer cola y observar como a las dos personas que había delante suyo, las habían tirado para atrás nada mas presentar los papeles Por fin llego su turno, la señorita de la ventanilla comienza a interrogarla. Que para que viene, que si le enviamos dinero mensualmente, que como ha reunido el dinero exigido, que si piensa viajar a algún país mas de Europa...