1977

En ese grupo estaban, J. mi vecino de arriba, R. mi mejor amigo de la infancia, y el culpable de que mi madre debiese ir a buscarme un día si y otro también al despacho de la directora. Estaban también C. quizás el mas loco de todos nosotros, J. a quien todos llamábamos el alemán, ya que había nacido en Alemania de unos padres emigrantes que habían vuelto después de hacer un dinerillo en esas tierras. Y claro estaba L. cuyo padre era payaso en un circo. Nunca conocí al padre de L. salvo en los carteles que adornaban las paredes de su casa, pero esa persona marco una de mis mas intimas frustraciones. Me hubiese encantado ser payaso.
Por entonces, estrenábamos democracia, tras 40 años de dictadura. Todo era nuevo, todo era valido, nunca el lema prohibido prohibir estuvo mas vigente, todo era licito, no había nadie con la fuerza moral para poner limites, además aquello hubiese sido como poner puertas al campo. El aire de la libertad, llegaba a todos los rincones de España y como no llego a nuestro barrio. Y nos dotamos de una constitución, y se voto, y los miedos y los tabúes del pasado fueron superados, y junto con los partidos politicos, los sindicatos, las revistas de desnudos, los primeros Mac donald’s, y los primeros indicios de la movida, llego también uno de los jinetes de la Apocalipsis y esta bien si que montado en un caballo. Sin saber como ni por que, nuestro barrio, y con el los barrios vecinos, todos barrios obreros, de clase trabajadora, se vieron asolados por una epidemia de heroína, de caballo, de jaco. Nada de cocaína, ni las actuales drogas de diseño. Solo simple y llana heroína. Tus amigos con los que habías jugado hasta antesdeayer, adelgazaban a ojos vista, su deterioro se hace visible a ojos vista. Ya no van contigo, su mirada antes franca ahora es huidiza, se juntan con gente como ellos, cadáveres andantes, les ves en las escaleras, donde os juntabais a contar tonterías, sentados con desconocidos, con una cucharilla en una mano llena de polvo blanco y jugo de limón, que calientan con un mechero, mientras que en la otra sostienen una jeringuilla y una cuerda. La chica de la que te enamoraste en octavo de EGB, esa que te parecía un angel, es ahora una chica malhumorada, con el pelo lacio y que cada día que pasa pierde sus encantos….
Se dice, se rumorea, se comente, se sospecha, se intuye, que la droga que inundó nuestros barrios, no era inocente (si es que la droga puede ser inocente en algún momento), si no mas bien que era parte de oscura trama orquestada en algún sombrío ministerio por parte de un mas que oscuro personaje en algún escondido despacho, con el objetivo de desbaratar a esa juventud, de plegar sus deseos de cambios, de acallar sus gritos de justicia, de domesticar sus proclamas, de una juventud en definitiva que podía poner en peligro el sistema que se estaba construyendo. Y por medio de esa juventud prisionera, acallar también a sus padres.
Curiosamente, las ciudades mas castigadas por la droga, fueron los barrios obreros de Madrid, las ciudades industriales del cinturón obrero de Madrid y el País Vasco (Este ultimo además por otros motivos) ¿Coincidencia?
Nuestro colegio ya no existe, y en la actualidad solo sobrevivimos el 30% de los niños que componíamos aquella clase. Pero de verdad J. C, L, P y todos los demás yo aún recuerdo cuando íbamos todos juntos a jugar, a echarnos unas risas a intercambiarnos revistas porno y a hablar de chicas.
Comentarios
Un beso. Te leo
Pd. Gracias por pasarte por mi blog un placer leerte
Un beso
Carmen
Tú y yo hablamos largo y tendido un día sobre ese tema y se nos encogió el corazón a los dos al unísono. Tú en Madrid, yo en el País Vasco.
No quedó nada por donde pasó el caballo blanco. Asoló todo y dejó a una generación medio vacía. Cierto es que siempre tuvo su tinte sospechoso, porque en medio de la nueva liberación había que ponerle algún tipo de freno a la locura. El precio que se pagó fue muy caro.
Esa es nuestra España también, la de la heroína y la vida perdida de la generación de adolescentes de los setenta.
No sabes cómo me alegro de que no estuvieras tú entre ellos y que pueda contar contigo.
Un beso