CARA O CRUZ
Hoy mi intención, hubiese sido
comentar una noticia que apareció como de pasada en los periódicos hace unos días
y a la que se no se le ha dado la
relevancia que yo creo que debería tener. Es una historia que acontece en
China, esa china milenaria que como caballo desbocado, galopa a discutirle el
trono de la hegemonía mundial a los
EEUU. La noticia cuenta como veinte años después de ser ajusticiado, un hombre
ha sido declarado inocente por la justicia, y tomemos aquí la palabra con todas
las precauciones posibles china. Con lo cual, debería solar mi habitual filípica contra la
pena de muerte, el sinsentido de esta pena y demás argumentos que alguna vez ya
he comentado pero ayer por la tarde ocurrió una historia que no por sencilla me
resisto a comentaros.
Volvíamos ayer por la tarde A, y
yo en el autobús, después de disfrutar de un riquísimo y ya tradicional cocido en
casa de P. y M.A. , gracias a los dos no solo por el alimento sino también por
vuestra amistad, buen humor e inteligente conversación. La línea que une su
barrio y el nuestro, es quizás de las más largas de Madrid y callejea por alguno
de los barrios más populosos y
tradicionales de Madrid. El viaje transcurría normal, grupos de jóvenes que
suben, gritan y ríen y se bajan unas paradas mas allá, un matrimonio con un
carrito de bebe, una pareja de chicos que se besan, A. dormida apoyada en mi
hombro. El autobús, llega a una de las paradas y suben al mismo tres mujeres
con un carrito de bebe. Se inicia una pequeña discusión en las que el conductor
les dice que no pueden subir con el carrito abierto ya que hay otro carrito en
el autobús. Aquí por si no conocéis los autobuses madrileños os tengo que contar que el autobús de ayer era
de los que llaman de plataforma corta, esto
es que en su zona central solo puede ir un solo carrito de bebe abierto,
a diferencia de los de plataforma larga que permiten dos carritos de bebe uno
junto al otro. Tras como digo una pequeña discusión, y asegurarle el matrimonio
que ya estaba en el autobús que se bajaría en un par de paradas, el conductor permitió
el acceso de las mujeres. Yo me fije en el carrito, y la verdad es que era
grande - aquí entre nos, habéis caído en la cuenta que últimamente hay carritos de bebe que son
más grandes que algunos utilitarios pequeños -
y tras unos intentos de acomodar los dos carritos, se vio que era imposible hacerlo. Como no éramos muchos
viajeros, el carrito se quedo cruzado al principio del pasillo delantero del
autobús, junto al comienzo de la plataforma central y el autobús prosiguió su trayectoria.
Hasta que dos paradas más adelante, una tercera mujer con carrito de bebe
intento subir al vehículo. Sí, efectivamente era el día de ir con carrito de
bebe en autobús y el conductor, esta vez sí, se puso firme y dijo a la mujer que
no podía subir, que ya había dos carritos y que un tercer carrito era poner en
peligro al bebe, que la única solución era que subiese con el carrito plegado.
Imagino que la mujer le contestaría que no podía plegar el carrito, ya que
estaba sola y no podía sujetar el bebe y cerrar el carro. ¿Por qué imagino
esto? Porque el conductor, poniendo el freno de estacionamiento del autobús, salió
de su cubículo, bajo del autobús, y sujeto el bebe mientras la señora plegaba
el carrito. Al poco la mujer subió al bus, y se fue a sentar en uno de los asientos delanteros con
el carrito plegado, seguida del autobusero con el bebe en brazos. El hombre, joven,
con barba, y algo de sobrepeso espero a
que la mujer se sentase y le entrego el bebe para a continuación y tras
ajustarse la corbata el traje, se sentó en el asiento, cerró las puertas, quito
el freno y continuo con el trayecto. Según nos acercábamos al final del trayecto, la gente iba bajando, pero antes de
bajar todo el mundo pasaba por la posición del conductor para agradecerle su
gesto.
Sé que es una historia bastante
tonta incluso un poco cursi pero creo que tiene un bonito trasfondo humano o
por lo menos a mi me impacto lo suficiente para que desplazase la noticia sobre
china que os quería comentar
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