INCLEMENTE

Silencio. La luz que hiere con su intensidad lo apaga todo. No hay formas, no hay colores, tampoco hay dimensiones, ni profundidad, solo una luminosidad hiriente. Ningún rincón está libre, las sombras disminuidas están ausentes refugiadas en pequeñas oquedades. El calor se hace sentir en las calles vacías, inertes. No es una caricia, es directamente un puñetazo al cerebro. La vida siempre dispuesta a sobresalir, se oculta, se refugia, los gatos siempre frioleros y en busca de calor andan metidos en sus umbríos refugios, el verde de los geranios trasmite un silencioso grito de ayuda. El silencio lo invade todo. No se oyen gritos de niños jugando, ni el piar de los pájaros, incluso las normalmente bulliciosas cotorras argentinas están silenciosas, ni siquiera la calurosa brisa que todo lo seca provoca al pasar el rumor de la hojas. Ni siquiera es tanto así ya que el silencio tiene su propio sonido característico definido por la ausencia de cualquier otra sensa...